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Tu golpe



















Igual que un moretón, delator de un choque brusco y violento contra algo que no esperabas, así es tu recuerdo estos días. Trémulo, a penas de perceptible existencia excepto cuando pasas sin querer la yema de los dedos por encima de la sangre golpeada, y entonces acude el dolor a destapar su presencia punzante, viva en cada pálpito que se hace sensible al tacto interno. Así golpeé mi mente, mi alma, mi corazón y mi cuerpo al chocar contra tu inesperada existencia. Se extiende sobre mí un moretón invisible pero cierto que espero el tiempo se encargue de languidecer. Su mancha, viscosa como el alquitrán, permanecerá en mí indeleble a diferencia de la temporal prueba de sangre que los moretones corrientes imprimen en la piel. Podré llevarla conmigo, lo que verdaderamente espero, es que deje de doler.

 


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